Lo menos que puedo decir de estas memorias, haciéndoles justicia, es que hay que leerlas si a uno le preocupa y ama a nuestra Iglesia y quiere hacerse una idea cabal de su historia y evolución a lo largo de los últimos ochenta años.
Lo menos que puedo decir de estas memorias, haciéndoles justicia, es que hay que leerlas si a uno le preocupa y ama a nuestra Iglesia y quiere hacerse una idea cabal de su historia y evolución a lo largo de los últimos ochenta años.