Si alguien afirmara que la CIA financió durante décadas a intelectuales españoles de la talla de Gonzalo Torrente Ballester, Julián Marías, Dionisio Ridruejo, José Luis López Aranguren, Pedro Laín, Buero Vallejo y hasta a Camilo José Cela, por mencionar unos cuantos nombres, para crear una oposición liberal al Franquismo sonaría más al argumento de una novela que a historia.