Combina la erudita como filósofo e historiador con su conocimiento de las tres grandes religiones

Brague acierta al escoger la «ley de Dios» como objeto de análisis pues,
según él mismo indica, en esta idea confluyen dos nociones que históricamente han sido comprendidas de forma muy diversa, según los distintos mundos–judío, cristiano, musulmán– en los que se ha desarrollado el maridaje entre lo divino y lo normativo.