Define el autor con un adjetivo la sociedad que surge de la fractura sesetayochista: «adolescéntrica». Esta es la tesis en torno a la que gira el tema fundamental del libro: la negación de toda diferencia, como herencia del caos de 68 y causa de los problemas fundamentales a los que se enfrentan nuestras «modernas» sociedades occidentales: problemas familiares y educativos, problemas en la construcción personal y del «gran problema» la violencia que aumenta en espirales crecientes y cada vez más difícilmente controlables.