El prólogo de Ignacio Carbajosa a la edición castellana nos ayuda a transitar, con más conciencia y fruto, por el mundo de esas piezas poéticas en las que se dan cita toda la pequeñez y la toda la grandeza del alma humana en su relación con Dios.
El prólogo de Ignacio Carbajosa a la edición castellana nos ayuda a transitar, con más conciencia y fruto, por el mundo de esas piezas poéticas en las que se dan cita toda la pequeñez y la toda la grandeza del alma humana en su relación con Dios.