Cantos seleccionados
Esta selección de Cantos de Leopardi propone al lector, a través de la introducción de la profesora Milagros Arizmendi y del ensayo conclusivo del catedrático de literatura bíblica Ignacio Carbajosa, una original mirada sobre la obra del poeta de Recanati que nos permite descubrir por qué quien es considerado por muchos como un símbolo del pesimismo, puede ser, paradójicamente, un compañero decisivo de nuestro camino humano.
«Los Cantos representan, tanto en su tiempo como en el nuestro, una experiencia lírica irrepetible por la esencialidad y la autenticidad con la que se transmiten los más profundos sentimientos, las emociones más íntimas, mientras plantean las dudas existenciales básicas, interrogándose sobre el dolor cósmico, el amor, el recuerdo, el deseo y el defraudamiento, la felicidad y el tedio, la soledad y la muerte» (De la introducción).
«Giacomo Leopardi es universal porque ha dado voz y expresión poética a la humanidad que grita dentro de cada uno de nosotros» (Del epílogo).
Leopardi en las Arenas de Barcelona
La lectura de Leopardi interesa, decía la escritora Ada Castells, «porque propone un diálogo en el que aprendemos a mirar las preguntas esenciales», porque nos vuelve a plantear las exigencias más fundamentales, romper nuestra «autocensura», y preguntarnos: ¿hay algo que esté a la altura de mi deseo?
Leopardi –señaló Ada Castells– «nos ayuda a comunicarnos con los demás porque es la historia de un alma, de un deseo. […] Encarna el grito delante de la reducción del hombre a la que estamos sometidos», devuelve la pregunta ¿qué deseo?, ¿qué espero?
Publicado en Huellas por Lucas Benenti
Lo que queda de tantas esperanzas
Una ciclotemia épica e imaginativa que afronta dos estados: la búsqueda de ser feliz implicándose en el sentimiento puro, casi inasible, y el el dolor y la comprensión de sentirse ínfimo ante el Universo.
Publicado en Piedra del molino por Carlos María Maínez
El libro habla de la aventura de vivir, a través de 23 cantos, poemas escritos por un gran pesimista, algo cínico también, del siglo XIX, Leopardi, que se convierten, en la lectura que hace un enorme vitalista del siglo XX, Luigi Giussani, en una caja de resonancia para el amor, el ensoñamiento, la calma, la muerte, la definición de la belleza, el aroma de las plantas, la dignidad de las personas, las normas de cortesía, la soledad necesaria, la fuerza de la memoria… mimbres con los que tejer el cesto de los acontecimientos que construyen los momentos en la vida.
Publicado en Alfa y Omega por Jaime Noguera
Autor
Giacomo Leopardi
Giacomo Leopardi (Recanati 1798 - Nápoles 1837) es, junto a Manzoni, una de las grandes figuras de la literatura italiana del XIX. Primogénito de una familia noble, su extraordinaria inteligencia y un inagotable deseo de saber le lleva a pasar buena parte de su infancia y adolescencia sumergido, de un modo casi enfermizo, en la vasta biblioteca familiar. Aprendió en ella, «sin ningún auxilio de voz humana», griego, hebreo, francés, español e inglés, además de gramática, retórica, teología, física... un inmenso bagaje que volcará desde los 14 años en escritos en prosa y verso de sorprendente erudición.
Enfermizo, jorobado y reservado hasta el límite, la delicadeza de su espíritu se acompaña de un fuerte carácter que le lleva a intentar en repetidas ocasiones el abandono de su casa familiar con el deseo de ampliar sus horizontes culturales y vitales. Por fin, en 1822 se traslada a Roma, iniciando un periplo por varias ciudades italianas (Bolonia, Milán, Florencia, Pisa, Nápoles), donde irá ahondando en su profunda soledad e insatisfacción.
En 1831 se publica en Florencia la primera edición de sus Canti, que agrupa las composiciones poéticas escritas entre 1818 y 1831. La segunda edición aumentada (Nápoles, 1835) fija definitivamente su contenido.