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Cristina, hija de Lavrans/3: La Cruz

«Había un misterio que no comprendía, pero del que estaba segura. Dios no había dejado de envolverla con su amor, sin que se diera cuenta, y a través de su obstinación, a través de su espíritu terco e interesado, un poco de aquel amor había persistido en ella y actuado como el sol que fecunda la tierra. Había nacido una flor que la pasión carnal no pudo marchitar, ya fuera ardiente llama o tormenta de colérica furia.

Cristina había sido la sierva del Señor, una sierva indómita, caprichosa, adorando sólo con los labios en sus oraciones, hipócrita en el fondo del corazón, perezosa, negligente, desobediente, falta de perseverancia en sus empresas. Pero Él la había conservado a su servicio... y ahora aparecía el pacto que había aceptado sin comprenderlo... bajo la sortija de oro una marca secreta indicaba que era la sierva del Señor, de un rey que venía a ella en las manos consagradas del sacerdote para darle la libertad y con ella la salvación».

COLECCIÓN: Literatura
MATERIA: Ficción histórica
PÁG: 412      PUBLICACIÓN: Jun 1997      ISBN: 978-84-7490-447-5
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Autora

Sigrid Undset

Sigrid Undset, novelista noruega, nació en Oslo en 1882. Hija de un afamado catedrático de arqueología, de quien tomó el amor por la historia, sus obras destacaron pronto por la exactitud en la reconstrucción de la Noruega medieval. Sus primeras novelas, La señora Marta Oulie y La edad dichosa (1907), manifestaron ya su otra gran virtud: el perfecto conocimiento del mundo de la mujer. Ambas fuentes de inspiración confluyeron en su obra maestra, Cristina, hija de Lavrans, publicada en tres volúmenes entre 1920 y 1922. Le fue otorgado el premio Nobel de Literatura en 1928. Poco después de la publicación de Cristina, Sigrid Undset se convirtió al catolicismo atraída sobre todo, como dice Gabetti, por su tono general de humanidad. Fue acogida oficialmente en la Iglesia católica en 1925, en Motecassino, a la que perteneció hasta su muerte, el 10 de junio de 1949.

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