Longino Traspasado
«He marcado algunos poemas para dar cuenta de la riqueza y variedad de este poeta que afirma de un modo rotundo su personalidad en la lírica chilena. Debo incitar a que se lean como muestra de otras tonalidades de su poética, su 'Oración para ser serio de una vez por todas' y 'Voluntad regia', y no las agoto con estas dos proposiciones. Estamos en presencia de un poeta maduro, dueño de su oficio y de su alma, firme y versátil, trascendente y amigo de la sonrisa. Sólo en una ocasión se equivoca y es al decir 'nunca pude construir torres,/a lo más, nidos en el viento/... una posada/para aves migratorias'. Creo que su poesía tiene solidez y permanencia de torre, morada acogedora para la reflexión, cuya alzadura de palabras se asienta en experiencias vitales que tocan lo profundo y lo alto, se entreteje armónicamente y por comunicación de su espíritu fundamenta nuestro ser».
Del Prólogo de Roque Esteban Scarpa
Autor
Joaquín Alliende Luco
Joaquín Alliende Luco nace en Santiago de Chile en 1935. Estudia en Europa desde 1954 a 1963. En Friburgo assite a los cursos de Pierre Henri Simon, el que fuese notable director del suplemento literario de Le Monde. Carlos Bousoño es su profesor en Madrid y la lírica germana le deja una impronta por los seminarios de los que participa en Alemania. Joaquín Alliende es sacerdote en Hispanoamérica en el tiempo dramático del Postconcilio. Se va de peregrinación tomando la mano del pueblo creyente y dolido. Se especializa en religiosidad popular. Pertenece a cofradías de bailes religiosos que descargan su danza a los pies e Vírgenes polvorientas en el desierto salitrero chileno. Pero también en México, Polonia, Paraguay, Colombia, España, Brasil, Ecuador, Argentina, Portugal, Bolivia... procura contagiarse sistemáticamente con el aliento matutino del pueblo, de su verbo terrenal, su plegaria y sus hondos combates. En 1977 termina Alliende Luco la traducción crítica de unas oraciones clandestinas que el prisionero 29392 del campo de concentración de Dachau, José Kentenich, escribió entre la vida y la muerte. En 1979 trabaja para la Conferencia Episcopal de Puebla en la comisión que labora los temas de la cultura y el alma popular. A Roma lleva estos poemas de Longino traspasado en el otoño de 1983, entregándolos a Juan Pablo II en un encuentro de intelectuales y artistas de todas latitudes.